Impresentable

Dado que entramos en semana de selecciones, no quisiera pasar unas declaraciones del presidente del Barcelona D. Joan Laporta al término del Barcelona - Atlético de Madrid disputado ayer. Decía el Sr. Laporta a cuenta de las dos semanas sin competición para los clubes que habría que aprovechar estas semanas "para ir recupenrando a los lesionados y para ver si los jugadores que iban con las distintas selecciones se dosificaban y evitaban sobrecargas y lesiones".

Yo comprendo que el fútbol está muy profesionalizado, que esto es ya más un negocio que un deporte y que, visto desde el punto de vista estrictamente empresarial, es una aberración prestar a un jugador al que tu pagas religiosamente a otra "empresa" sin recibir contraprestación alguna a cambio con el riesgo incluido de que se te lesione. Pero, según está montado hoy el fúbol, de eso a pedir que los jugadores se "dosifiquen" en los partidos de selecciones media un abismo. ¿Pediría lo mismo el Sr. Laporta si algunos de sus jugadores hubiesen sido llamados para esa selección catalana que tanto defiende? Pues creo que no.

Y creo que tiene esto mucho que ver con la entrevista que le realizaba hace unos días José Ramón de la Morena al presidente blaugrana en El Larguero de la Cadena Ser. Le preguntaba el periodista si le gustaría ver a la selección catalana jugando un mundial de fútbol a lo cual Laporta respodía que "ese era su gran sueño". Con mucha coherencia, le preguntaba de la Morena que, en ese caso, deberían jugar tanbién en la liga catalana y no en la española. Laporta respondió "no, no, el Barça está muy agusto jugando la liga española de fútbol". No seamos cínicos: Laporta no está nada de agusto con el Barça jugando la liga española. Pero, ¿acaso podría comprar el Barça a Ronaldinho o Henry jugando la liga catalana? Pues es evidente que no. Sus ingresos televisivos y de todo tipo se reducirían de una forma notabilísima, impidiéndole así tener el equipo competitivo en Europa que tiene hoy en día. Es decir, no le gusta nada pero le interesa mucho.

Como viene siendo tradición ultimamente en política, quiero todos mis derechos pero ninguno de mis deberes. Impresentable.