jueves, 11 de octubre de 2007

Mis personajes (3): Molina

Jugaba el Atleti en Oviedo o en Santander, no lo recuerdo bien. Diluviaba. El campo, encharcado. Molina era el portero titular del Atlético de Madrid y Pedro Jaro, su suplente. Cuando todos los jugadores salieron a inspeccionar el terreno de juego, como hacen habitualmente y más cuando está en malas condiciones, dice la leyenda que Molina le encargó a Jaro que “saliese a verlo y le contase como estaba”.

Esta es una de las muchas anécdotas que se cuentan sobre José Francisco Molina. Decían que era un personaje muy raro. Yo no se si era raro. Lo que se es que, en las ruedas de prensa, era de los pocos futbolistas que decía siempre lo que pensaba y que huía de los tópicos y convencionalismos.

Se ha marchado en silencio, apenas un par de referencias en la prensa deportiva de hace unos días. José Francisco Molina (Valencia, 1970) se considera ya un ex - futbolista. El portero del Atleti del doblete se ha ido por la puerta de atrás, tras esperar una oferta de Inglaterra que nunca llegó.

En la temporada 1994/95, siendo aún portero del Albacete, recuerdo que me impresionaron sus reflejos en el partido que el conjunto manchego disputó en Bernabeu. Ese mismo verano, fichaba por el Atleti. Estuvo cinco años en el Manzanares, hasta el descenso a Segunda División. Siempre mascando chicle, puso de moda un nuevo concepto de portero: el que sabe jugar con los pies, el “segundo” libero, siempre adelantado para poder así adelantar a su defensa y no quedarse desprotegido ante un posible contraataque rival.

El descenso del Atleti le llevó a Riazor donde ganó, entre otras cosas, la Copa del rey del famoso “Centenariazo” en el Bernabeu. Allí estuvo hasta el verano de 2.006 en que fichó por el Levante donde disputó su última temporada en la élite.

Sí que hay que reconocer que su debut en la Selección española fue peculiar: en un amistoso en Noruega y, tras lesionarse Juanma López con los cambios hechos, tuvo que debutar como jugador de campo. Su buen juego con los pies le llevó a no desentonar en absoluto y hasta estuvo a punto de marcar un gol. Todavía recuerdo aquel número 11 de una camiseta convertido, con esparadrapo, en un ‘17’ para que pudiese utilizarlo.

Pero si peculiar fue su debut, muy desgraciado fue su último partido: una tremenda cantada en el partido de debut de la Eurocopa de 2.000 fue su “sentencia”. Pero esta no fue la peor “jugada” de su vida: el cáncer también marcó su vida en el invierno de 2.002. Un cáncer al que, afortunadamente, derrotó con total solvencia.

Se ha marchado un portero que creo tuvo menos reconocimiento del que mereció. Y se ha marchado en silencio, como siempre actuó en la vida. Creo que el mundo del fútbol queda en deuda con el.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

En el At.Madrid, siempre será recordado. Era raro, huraño y extraño, pero como portero ha sido uno de los mejores de los últimos años.

un abrazo.

Anónimo dijo...

Yo creo que si tuvo reconocimiento, al menos entre los atleticos. La mayoria nunca entendimos el fichaje de Toni.

m0ntaraz dijo...

Grande Molina, muy grande, sí señor.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Un tío raro Molina, pero su salida de la selección después de una cantada fue uno de los hechos más vergonzantes que se recuerdan en el entorno del combinado nacional y su protagonista, el grande y madridista Camacho.

La otra cantada de la Eurocopa, Raúl lanzando a las nubes el penalti que nos dejaba fuera no tuvo la misma repercusión. El crack sigue yendo y que tire los penaltis Rita que yo me borro.

Ahora nos indignamos, nos volvemos locos de rabia por la "injusta" ausencia de Raúl pero entonces, con Molina, silencio y punto. Ah sí, esperaba Casillas y el fallo del valenciano vino bien para acelerar su entrada. Su sustitución por Cañete en la Eurocopa fue solo un paripé como el tiempo demostró. Asunto cerrado.

Qué lejos habría llegado Molina en otros barrios.