miércoles, 25 de marzo de 2009

¿Qué ha sido de Maxi?

Hasta la llegada de Agüero y Forlán, uno siempre pensó que el verdadero crack del Atlético (Fernando Torres, incluido) era Maxi. Y demostrado está que uno no es especialmente dudoso con el hoy 9 del Liverpool.

Pero el argentino me parecía que reunía todo: trabajo, compromiso, implicación y una gran llegada a gol desde su posición de partida en la banda derecha del medio campo. Maxi ha sido, duante varios años seguidos, el centrocampista más goleador de la Liga española. Y su gran grado de implicación hizo que yo defendiese que, tras la marcha de Torres, el debía ser el capitán del Atlético. Y así lo determinó el vestuario al principio de la temporada pasada.

Pero algo ha pasado de un tiempo a esta parte. Cierto es que, desde aquella maldita lesión en el aquél maldito amistoso ante Argentina en aquel maldito césped de La Condomina en octubre de 2.006, Maxi no ha vuelto ha ser el mismo, deportivamente hablando, salvando algunos partidos o rachas puntuales. Y, en ese sentido, dedería ser el entrenador de turno quien juzgase si está para jugar o no. Pero no es criticable que su rendimiento haya bajado por culpa de esa lesión.

Pero lo que sí es criticable es su actitud en los últimos partidos: ese cabreo monumental tras ser sustituído frente al Barcelona, esa parsimonia tremenda para abandonar el campo en Oporto cuando íbamos abajo en la eliminatoria, esa apatía absoluta en muchas encuentros ... no son cosas tolerables en un jugador del Atlético. Y mucho menos en su capitán.

Maxi no debe ser, a día de hoy, capitán del Atlético. Ese status hay que ganarlo día tras día. Y el argentino no lo está haciendo.

Y debe aprovecharse que aún tiene un buen cartel, sobre todo en Italia, para venderlo. Me da una pena enorme pero creo que es lo mejor: su rendimiento no parece que vaya a mejorar mucho, desgraciadamente, y creo que aún estamos a tiempo de sacar un dinero por él.

martes, 3 de marzo de 2009

El soprendente caso del fútbol español

Corría el año 2.006: en el mes de mayo, el Barcelona se proclamaba campeón de Europa tras vencer en la final al Arsenal y el Sevilla conquistaba el título de la Copa de la UEFA tras pasar por encima de otro equipo inglés, el Middlesborough. Ese mismo verano, la selección española de Luis Aragonés añadía una nueva muesca en su serie histórica de fracasos en grandes competiciones al caer en los octavos de final el mundial de Alemania ante la Francia de Zidane.

Dos años despuñes, este pasado verano, España se proclamaba campeona de Europa de selecciones nacionales haciendo un fútbol que maravilló al resto de Europa. Pero no fue sólo ese campeonato: España ya venía avisando meses antes de lo que era capaz y sólo el temor a nuestro tradicional miedo escénico ante una gran competición evitaba que echásemos las campanas al vuelo. La Eurocopa sólo fue la confirmación "con luz y taquígrafos" de lo que todos sospechábamos: de medio campo para adelante, España tiene, hoy por hoy, el mejor equipo de Europa. Y este dominio y este gusto por el buen juego no se quedó en Austria y Suiza: el juego de España sigue seduciendo a cualquier afinionado al fúbtol y obteniendo fantásticos resultados.

Y en esta situación de nuestra selección, en el punto más alto de su historia, coincide con uno de los momentos más bajos del fútbol español a nivel de clubes en Europa. En Liga de Campeones, si bien nuestros cuatro representantes se clasificaron para octavos de final, tres de ellos (Real Madrid, Atlético de Madrid y Villareal) empataron en casa el partido de ida teniendo cuesta arriba la vuelta a domicilio. Sólo el Barcelona, que sacó un empate en Lyon, parece tener asequible su pase.

Y en la Copa de la UEFA, la historia es aún más sangrante: con la eliminación de Valencia y Deportivo la semana pasada, el fútbol español no tendrá representantes en octavos de esta competición por primera vez en 14 años.

Cuando menos, sorprendente.

lunes, 2 de marzo de 2009

¿Será el punto de inflexión?

Reconozco que no fui al partido. Reconozco que el Atlético actual me aburre, me desespera, me crispa ... pero lo peor de todo es que está llegando a desinteresarme. Como digo, no fui al partido y dudé mucho si comprarlo. Finalmente, lo compré y a punto estuve de apagar la tele tras el 0 a 2 pero aguanté y al final se desató esa locura tan propia de los Atlético - Barcelona.

Cierto es que el Barcelona no es el de la primera mitad de la Liga, cierto es que nuestra defensa sigue siendo de chiste, cierto es que tenemos muchas carencias ... pero no es menos cierto que cuando el equipo se implica, corre, presiona, muerde y roba, los cuatro de arriba (sí, los cuatro) tienen un nivel como muy pocos equipos en Europa.

Este equipo que, al final del 2.008, fue capaz de encadenar 15 partidos seguidos sin perder, llevaba una trayectoria tremendamente errática, por decirlo finamente, en 2.009 (sólo dos partidos ganados y uno sólo en el Calderón, el de ayer). Ayer resurgió. Esperemos que sea el punto de inflexión.

P.D.: A pesar de los penosos resultados de 2.009, la victoria de ayer nos sitúa a 3 puntos de la Champions. Y con medio Tourmalet ya pasado, sólo quedan el Real Madrid en Chamartín (el sábado a las 8) y el Villareal en el Calderón el domingo 15. Motivos para la esperanza.