El caso Maniche

Ya de vuelta de vacaciones, vamos a tratar de abordar un asunto que lleva dando mucho que hablar desde antes del parón navideño: el asunto del portugués Maniche. Y digo que "vamos a tratar" porque reconozco que estoy un poco perdido y que no se cual es, en verdad, el fondo del asunto.

Lo que parece claro es que ha habido un acto de indisciplina (uno más) por parte del portugués y que ésto ha llenado el vaso de la paciencia de Aguirre. Poca relevancia tiene si el acto es fingir una lesión, es salir hasta hasta las tantas el mismo día en que se "borró" o es desautorizar e insultar al técnico en el vestuario delante de todos sus compañeros. El caso es que parece que no es la primera ni será la última, caso de que el portugués se quede.

En este caso, como en casi todos, habría que plantearse la forma y el fondo del comportamiento del técnico. Si vamos al fondo de la cuestión, que el portugués juegue o no juegue, confieso que me surgen enormes dudas sobre si el mexicano ha acertado. Por un lado, Maniche se me antoja inprescindible, hoy por hoy, en el centro del campo atlético: ni Cléber ni Jurado pueden cubrir su función. El luso, si está implicado, cubre mucho campo, aparece en todas partes, auxilia continuamente a sus compañeros y tiene llegada a gol. Únicamente la entrada de Motta podría paliar en cierto modo esa baja pero ya sabemos que el italo-brasileño es de cristal.

Pero, por otro lado, una de los principales cometidos de un entrenador es mantener la disciplina en el vestuario. Y si Maniche la ha roto en numerosas ocasiones, debe salir del equipo. Por mucho que ésto te descomponga en equipo a corto plazo. Recordemos que Pellegrini se mantuvo firme en el "asunto Riquelme" y la cosa acabó saliendo bien. El problema de estas cosas son las urgencias históricas, mucho más grandes en el Calderón que en el Madrigal.

Pero, si vamos a la forma en que Aguirre ha manejado el tema, creo que es para quitarse el sombrero. Es posible que no cuente con Maniche, es posible que nunca más vuelva a vestir de rojiblanco pero el Vasco lo habría descartado con total discreción, sin organizar un lío similar al de Valencia que no sólo ha acabado con tres jugadores (de momento) en el ostracismo, sino con todo un vestuario desestabilizado.