Ayer por la noche me entretuve viendo los últimos minutos del encuentro entre el Betis y el Steaua de Bucarest, correspondiente a los octavos de final de la Copa de la UEFA. Me encontré una Betis perdiendo 0-1 y completamente volcado, ya que este resultado les dejaba fuera. Las ansias ofensivas y el hecho de que, en mi opinión, es un equipo muy tocado física y moralmente, no hacían presagiar nada bueno: los jugadores rumanos, en cuanto recuperaban el balón, entraban como el Séptimo de Caballería hacia la meta verdiblanca, consiguiendo así dos goles más y la consiguiente eliminación del Betis.
Las caras de los jugadores verdiblancos eran un poema pero lo que más me impactó fueron las lágrimas de un niño, ataviada con una bufanda del Betis, en las gradas del estadio. La imagen, perfectamente captada por la cámaras de Cuatro, era la viva imagen de la desolación y la rabia.
Me pregunto (y yo no soy del Betis) si aun futbolista profesional le impresionan estas imágenes tanto como a mí. Mucho me temo que la respuesta es negativa.
viernes, 17 de marzo de 2006
Las lágrimas de un niño
Publicado por Vicente Soto L a las 9:08
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1 comentario:
Seguro que el 90% de los jugadores del Betis (o cualquier otro equipo) a las dos horas de perder ni se acuerdan del partido
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