Llegó Fabio Capello al Real Madrid en el año 1.996 a un equipo que había sido campeón de Liga con Valdano dos años antes pero que la temporada precedente (1995/96) si siquiera se había clasificado para disputar competición europea alguna.
Y llegó con fama de sargento. Y llegó con el encargo de renovar el equipo y volver a hacerlo un equipo campeón, tal y como lo había sido el Milán de heredó de Sacchi. Y llegó para terminar de “jubilar” a lo que quedaba de la “quinta del Buitre”, aquellos “niñatos”, según muchos, malcriados por Ramón Mendoza que los introdujo (ironías de la vida) en lo que dio en llamarse “el club de los 100”, porque cobraban 100 millones de las antiguas pesetas.
Y ordenó fichar a una serie de jugadores en plenitud y todavía con mucho fútbol por delante: un Roberto Carlos de 23 años que apuntó grandísimas cosas en su única temporada en Italia, un Mijatovic (las vueltas que da la vida: hoy, director deportivo blanco y principal valedor de Capello) en plena madurez, un Seedorf que venía de ganar la Copa de Europa un año antes con el Ajax de van Gaal, un Suker en su plenitud deportiva (todavía recuerdo cuando, concentrado con Croacia para la Eurocopa de Inglaterra, viajó a Sevilla en un jet privado para jugar el último partido de Liga, marcar tres goles y salvar al Sevilla del descenso) ...
Y fue campeón de Liga, no sin ciertas dificultades al final pero fue campeón. Y no sin antes anunciar, dos meses antes de concluir la temporada que se iba, que Berlusconi le había llamado y que no podía decirle que no (otra ironía de la vida, tras ver lo que ha hecho, mediada la temporada, con David Beckham).
Y llegamos a 2.007. Ramón Calderón acaba de ¿ganar? las elecciones a la presidencia del Real Madrid, en su candidatura viene Mijatovic como director deportivo y se ficha a Fabio Capello como entrenador.
Y se le ficha, se supone, con los mismos objetivos que 10 años antes: renovar un equipo que lleva tres años sin ganar nada y con una serie de jugadores que, según el criterio mayoritario de los aficionados, ya han dado sus mejores años y no están ya para jugar en un club del nivel del Real Madrid: Roberto Carlos, Michel Salgado, Helguera, Beckham, Raúl, Ronaldo ...
Pero, contra todo pronóstico, únicamente prescinde Diogo (craso error, a mi juicio), Gravesen y Pablo García. Y ficha algunos jugadores ya veteranos (Cannavaro, Emerson) con el planteamiento de que “se necesita gente experta ya que hay que ganar títulos esta mismo año”.
Pero el experimento no funciona y, a mitad de temporada, don Fabio se ve obligado a prescindir de aquellos jugadores “acusados” por la grada. Se ve obligado (o le obligan) a rejuvenecer el equipo dando mayor protagonismo a hombres como Reyes o como los dos nuevos fichajes Gago e Higuaín (¿no quedamos en que hacía falta gente experta para ganar títulos ya desde el primer año?). Se ve obligado (o le obligan) a sacar del ostracismo en que él mismo los había metido a hombres como Beckham o Cassano. En consecuencia, a renunciar a sus planteamientos y principios.
Pero las cosas siguen sin funcionar. Y el caso es que el Madrid está, a primeros de marzo, fuera de la Copa del Rey, fuera de la Champions y muy lejos de la Liga (más que por diferencia de puntos, por diferencia de sensaciones con Sevilla, Barcelona e, incluso, Valencia). Es decir, camino de su cuarto año consecutivo en blanco y con Capello sentenciado.
Pero hete aquí que, de repente, todo parece cambiar y a base de fuerza, sacrificio, lucha, entrega, convencimiento y, porque no decirlo, algunas gotas de calidad y suerte, el Madrid cuaja un final de Liga excepcional alzándose con el título a pesar de que la calidad de su juego era, cuando menos, discutible. Pero como decía Claudio Ranieri, “ de lo que se trata es que todo el mundo crea en la misma idea, aunque la idea sea mala”. Pues el Madrid creyó y ahí está el resultado.
De todo esto saco dos conclusiones. O dos preguntas, mejor dicho:
1. No se si la planificación deportiva inicial fue del propio Fabio o le vino impuesta por algo o alguien (directiva, dirección deportiva, entorno ...). Ni se (aunque sospecho que sí) si los cambios ocurridos a mitad de temporada han sido “sugeridos” por las altas instancias del club de Concha Espina. Lo que si que se es que el señor Capello, en 1.997, no hubiese ni tenido, ni aceptado estos planteamientos. Don Fabio, en 2.007, sí que los aceptó: ¿porqué?
2. ¿Porqué se cesa a Capello? ¿Porque ya se le había sentenciado en febrero y no se podía dar marcha atrás o porque, como dice Mijatovic “se busca algo más”? Si es lo primero, no hay nada que objetar. Si es lo segundo, uno recuerda al Madrid de Antic, líder en la primera vuelta de la temporada 1991/92. El serbio fue cesado por Ramón Mendoza porque se buscaba “algo más de espectáculo” con la vuelta de Leo Beenhaker. El Madrid perdió esa Liga. Y también recuerdo el cese de Vicente del Bosque tres ganar el título de Liga en 2.003 porque, según Florentino, “se buscaba un perfil más profesional de entrenador”. El Madrid ha tardado cuatro años, justo hasta ahora, en volver a ganar un título.
A buen entendedor ...
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