jueves, 13 de mayo de 2010

Volvimos a "campeonar"

Tuvieron que pasar 14 años para volver a ganar un título, 24 para volver a una final europea y 48 para volver a tener un título continental en nuestras vitrinas. Y no voy a decir aquella manida frase de que "mereció la pena esperar tanto" porque nunca debió de ser tanto.

Pero ayer, por fin, el Atlético volvió al lugar de donde nunca debió salir. Muy al estilo del Atlético, sufriendo hasta el final, hasta el minuto 116 (que se dice pronto) y pasándolo peor que mal (al menos, el que esto escribe). En un partido bastante mediocre, que fue un fiel reflejo de todas nuestras virtudes y defectos: un portero excepcional (Pitarch, ¿no había que deshacerse de él porque "teníamos demasiados porteros jóvenes"?, una defensa muy dubitativa, un centro del campo al que le cuesta horrores crear fútbol y dos delanteros descomunales. Pero, al final, se hizo la luz: ese genio que es Agüero controló un balón en el lateral del área, le hizo un lío a su marcador, le dio tiempo a marcarle con la mano el desmarque a Forlán y le puso un balón de gol al corazón del área pequeña para que el uruguayo, en un remate dificilísimo, acabase con tantos años de sufirimiento.

Y, hablando de Forlán, ese que "se estaba reservando para el Mundial", ese "que había que haberlo vendido el verano pasado al Madrid", ese "que se paseaba", ese "que había que despedirlo", ese "que se cachondeaba de la afición que tanto le había idolotrado" ... Pues bien, el uruguayo ha metido los goles de la semifinal frente al Liverpool y los dos goles que nos dieron el título ayer. Y es que los grandes aparecen en los partidos grandes, cuando hay que decidir de verdad. Y es que los grandes parece que nunca están pero, cuando aparecen, aparecen para levantar los brazos porque han marcado. Gracias, sobre todo, a él, el Atlético volvió a "campeonar".

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