viernes, 12 de junio de 2009

El Atlético y la selección

Comienza el próximo domingo ante Nueva Zelanda su camino en la Copa Confederaciones. Pero, en este caso, más allá de la selección española quisiera fijarme en su (no) relación con el Atlético de Madrid. Si echamos un vistazo a lista de convocados para este torneo:

1.Casillas (Real Madrid); 2. Albiol (Valencia); 3. Piqué (FC Barcelona); 4. Marchena (Valencia); 5. Puyol (FC Barcelona); 6. Pablo Hernández (Valencia); 7. David Villa (Valencia); 8. Xavi (FC Barcelona); 9. Fernando Torres (Liverpool); 10. Cesc Fábregas (Arsenal); 11. Capdevila (Villareal); 12. Sergio Busquets (FC Barcelona); 13. Diego López (Villareal); 14. Xavi Alonso (Liverpool); 15. Sergio Ramos (Real Madrid); 16. Llorente (Athletic); 17. Güiza (Fenerbahçe); 18. Riera (Liverpool); 19. Arbeloa (Liverpool); . Cazorla (Villareal); 21. Silva (Valencia); 22. Mata (Valencia); 23. Reina (Liverpool)

podemos comprobar que no hay ningún jugador del Atlético de Madrid. Desde que Fernando Torres marchase al Liverpool, no ha habido ni un solo jugador rojiblanco que haya estado asiduamente en las convocatorias de la selección . Y no se puede acusar al seleccionador de ser injusto o de tener fobias hacia nuestro club: siendo honrados, nadie da el nivel mínimo exigible.

Y esta es otra de las consecuencias de la nefasta política deportiva de nuestra directiva. La cantera que, sobre todo en tiempos de crisis, debería ser el vivero del cual se nutriese el primer equipo, es utilizada simplemente para hacer negocio, otro más.

Siendo envidia, rabia e indignación cuando veo al Barcelona ganar la Copa de Europa con seis o siete canteranos en el equipo titular, cuando veo a cierto tipo de individuos ¿jugar? en el Calderón y cuando veo a tantos jugadores de nuestros equipos inferiores ninguneados primero y traspasados después.

Futbolísticamente, no creo que sean mucho peores que muchos fichajes que han venido en los últimos 22 años. Pero, en cualquier caso, le pondrán unas ganas, un sentimiento y un amor a unos colores que ni de lejos han tenido ni tendrán muchos de cuyo nombre quiero olvidarme para siempre.

miércoles, 10 de junio de 2009

Camino a la Copa Confederaciones

Disputó ayer la selección española su primer y único amistoso antes de afrontar la Copa Confederaciones, un torneo relativamente nuevo, con mucho menos impacto mediático que un Mundial o una Eurocopa (salvo para la cadena que ha comprado los derechos en la que parece que el mundo empieza y acaba en el torneo) y al que en España no se le había prestado el más mínimo caso hasta esta edición.

Pero dado que nuestra condición de campeón de Europa nos otorga el derecho de participar y dado que nuestra increíble racha de imbatibilidad (creo que, con el de ayer, son ya 32 partidos) y nuestro juego en el último año y medio, tengo la impresión de que este año le haremos algo más de caso y que cualquier cosa que no sea ganar será considerado un fracaso en nuestro país. La primera fase debe ser bastante más que asequible (Nueva Zelanda, Sudádrica e Irak serán nuestros rivales) pero en semifinales y en una posible final debemos medirnos, previsiblemente, a Italia y a Brasil, que vienen con sus mejores elementos.

Y la selección española está en condiciones de pelear “de tú a tú” con cualquier de las dos. Jugamos mejor que nadie (al menos, desde mi punto de vista). Y podemos ganar a quien sea, los resultados están ahí. Esto no ocurría hasta hace bien poco, cuando selecciones del tipo de Brasil, Italia, Francia o Argentina parecían un muro infranqueable. Y esto ya es un gran avance. Pero, de eso a decir que no ganar sería una decepción, incluso un fracaso, media un abismo.

martes, 2 de junio de 2009

Forlán y Keirrison, ¿uno que viene y otro que va?

Forlán ha hecho 32 goles esta temporada con el Atlético, ha sido Pichichi de la Liga española, ha sido, por segunda vez en su carrera, Bota de Oro (el primer atlético que consigue tal hito), ha sido el segundo máximo goleador atlético en una sola temporada (por detrás de Baltazar, que hizo 35) y ha superado el record de jornadas consecutivas de Liga marcando en el Atlético de Madrid (ocho). Pero por encima de todos esos números, a la altura de muy pocos, destacan en el uruguayo unos valores mucho más importantes: tiene más ambición y profesionalidad que el resto de la plantilla junta, el sólo “decidió” que tenía que meter al Atlético en Champions, con o sin ayuda de sus compañeros, se deja el alma en cada balón, ya sea para atacar (en el área rival) o para defender (incluso en el área propia, muy lejos de su hábitat natural), es el primero en animar a compañeros y aficionados cuando las cosas no van bien, es el que siempre cree por muy mal que vayan las cosas (recordemos los partidos ante Barcelona, Villareal o Español) y, por raro que parezca, él es quien baja al mediocampo y acaba siendo ese conductor de juego que tanto necesitamos …

Keirrison es un excelente delantero, tiene 20 años (por los 30 de Forlán) y está llamado a ser uno de los grandes en los próximos años.

Pero este “repentino” interés del Atlético por el brasileño, que parecía atado por el Barcelona, le huele muy mal a uno, sobre todo en las condiciones en las que parece que están tratando de hacerlo nuestros queridos dirigentes. Vendemos a Forlán, posiblemente, el mejor delantero centro del mundo a día de hoy y compramos el 50 % del pase de un delantero con una pinta excelente pero todavía sin contrastar en Europa.

Si Keirrison no se adapta o no es lo que parecía, mal negocio hemos hecho. Si, por el contrario, demuestra en Europa todo lo que apunta en Brasil, pedirán un dineral por el resto del pase: ¿qué pasará entonces?

Se mire como se mire, si se vende a Forlán para comprar al brasileño, es un negocio ruinoso. Lo suyo sería mantener al uruguayo y comprar, entonces sí, la opción por Keirrison.

Pero claro, por Forlán me dan 36 y por Keirrison no quiero pagar más de 10 o 12. ¿Y el interés deportivo? Eso da igual, que yo estoy aquí “para recuperar el dinero que he puesto”.

P.D. UN ÚLTIMO INTENTO: Después de mucho tiempo sin escribir, vuelvo a intentar seguir adelante con la maravillosa aventura que un día fue este blog. Mi carga de trabajo no ha disminuido, ni mucho menos, pero sin el blog que me falta algo. Sólo espero poder escribir con una relativa frecuencia y que siga habiendo alguien para leerlo.