jueves, 26 de junio de 2008

24 años después

Corría junio del año 1.984. Por aquel entonces, las fases finales de la Eurcopas las disputaban ocho equipos y no sufríamos, todavía, el trauma nacional moderno de los cuartos de final. De hecho, solíamos caer en la primera fase de la competiciones. Pero ese año las cosas fueron diferentes: un milagroso cabezazo de Antonio Maceda ante Alemania nos clasificaba para las semifinales que habríamos de disputar ante la Dinamarca de Morten Olsen, Michael Laudrup, Soren Lerby, Elkjaer - Larsen y compañía.

Uno estaba a punto de cumplir 14 años y, como era habitual en aquella época en muchas familias españolas, pasaba los meses de verano con sus padres en un apartamento alquilado de la costa española. Cuando llegamos al apartamento, mi disgusto fue mayúsculo al comporbar que no ¡¡tenía televisor!! motivo por el cual "hice" a mi padre comprar uno porque era "intolerable" perderse las semifinales y la posible final "para una vez que España lograba semejante hazaña".

Otro gol de Maceda en las semifinales nos hizo llegar a la prórroga y a la posterior tanda de penaltys en la cual España anotó sus cinco lanzamientos y el gran Elkjaer - Larsen (que ese verano marchaba a Italia, al Verona) falló el último y definitivo.

En la final, ante la anfitriona Francia, España jugó un notable partido pero aquél lamentable fallo de Arconada en el libre directo de Platini nos condenó al subcampeonato.

Hoy, 24 años más tarde, las cosas han cambiado mucho: uno ya no vive con sus padres, ya no se va tres meses de vacaciones y las teles ya no son "de culo" como eran en el año 84. Pero, además, uno prefiere ver este tipo de partidos en cualquier bar o pub de Madrid para disfrutar del ambiente.

Dinmarca y Francia fueron los rivales entonces, Rusia y, caso de ganar esta noche, Alemania serán los de este año. Tiempo habrá para pensar en Alemania pero bien haría España en no confiar mucho en el 4 a 1 que le inflingió a Rusia hace dos semanas. La Rusia del mago Hiddink cuenta con un hombre con el que no contó aquel día, con el genio Arshavin.

Arshavin es uno de los mayotes talentos del fútbol actual, un hombre capaz de desequilibrar sólo un partido, un jugador capaz de hacer mucho mejores a todos sus compañeros, un ejemplo de lo mal que funcionan las secretarias técnicas en el fúbol español. Porque Andrei Arshavin ha explotado este año en su equipo, el Zenit de San Petersburgo, campeón de la la UEFA, y en la selección rusa. Pero ya venía apuntando hace un par de años. Y ahora todos los grandes se pelean por él. Pero ya les piden alrededor de 30 millones de euros, tres o cuatro veces más de lo que hubieran pedido hace un año. Cosas del fútbol y de las secretarías técnicas.

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